Ghazi Nasr al-Din, el libanés nacionalizado en Venezuela que ingresó esta semana en la lista de personas buscadas por el FBI, es un cercano colaborador del gobernador del estado Aragua Tarek El Aissami que se desempeña como el principal enlace entre el régimen bolivariano y la organización terrorista conocida como Hezbolá.
El Buró Federal de Investigaciones incluyó el viernes a al-Din en su lista de terroristas, solicitando al público que contacte al organismo policial en caso de poseer información sobre el también diplomático venezolano.
Fuentes de inteligencia y documentos obtenidos por el Nuevo Herald describen a al-Din como uno de los más importantes representantes del Hezbolá en América Latina, encargado de conseguir contribuciones.
Las autoridades también sospechan que al-Din forma parte de una importante red venezolana que vende drogas para financiar al Hezbolá.
“El [al-Din] forma parte de una organización que realiza los envíos de droga con lo cual Hezbolá financia sus actividades”, dijo una de las fuentes que habló bajo condición de anonimato.
Las autoridades de Estados Unidos, que actualmente investigan las vinculaciones de altos funcionarios del régimen de Nicolás Maduro y el narcotráfico, también rastrean la conexión entre la agrupación de narcogenerales denominada como el Cartel de los Soles y la agrupación terrorista.
En un breve contacto telefónico realizado el sábado, al-Din declinó pronunciarse sobre las acusaciones que están siendo formuladas contra él en Estados Unidos.
“Primero, yo soy un funcionario venezolano, y usted tendría que dirigirse a la Cancillería venezolana para que le den cualquier información que usted necesite”, dijo al-Din, quien se desempeñó como agregado comercial de Venezuela en Siria y viajaba por el mundo con pasaporte diplomático.
“Dos, el Nuevo Herald es un medio de comunicación que ha sido muy agresor contra Venezuela, con noticias, y en tal sentido, no estoy interesado en darle ninguna declaración”, agregó antes de colgar el teléfono.
El Departamento del Tesoro ya había identificado años atrás a al-Din como un agente del Hezbolá, acusándole de hacer uso de su condición de alto diplomático del país sudamericano para proveer apoyo financiero al grupo terrorista.
“Es extremadamente inquietante ver al gobierno de Venezuela emplear y proporcionar amparo a un facilitador y donante de Hezbolá”, señaló en aquel entonces Adam J. Szubin, director de la Oficina de Control de Activos Extranjeros del Tesoro (OFAC).
Pero la cubierta diplomática, otorgada por el propio Maduro cuando era canciller, era esencial para que al-Din pudiera moverse libremente en el exterior y para poder coordinar todas las operaciones de Hezbolá en Venezuela, explicaron las fuentes.
Hezbolá, una entidad libanesa fundada por un contingente de la Guardia Revolucionaria iraní y que es financiada por Teherán, es considerada por Washington y otros países como una organización terrorista.
Al incluirlo en su lista negra, el departamento del Tesoro dijo en el 2008 que Nasr al Din era un agente de Hezbolá en Venezuela que hacía uso de su posición como diplomático venezolano en los vitales esfuerzos de la organización de obtener financiamiento.
“Nasr al Din ha asesorado a los donantes de Hezbolá durante los esfuerzos para captar fondos y ha suministrado a los donantes información específica sobre las cuentas bancarias en las que los depósitos pueden ir directamente a Hezbolá”, declaró el Departamento del Tesoro.
“Nasr al Din se ha reunido con altos funcionarios de Hezbolá en el Líbano para discutir temas operacionales, y también ha facilitado el viaje de integrantes de Hezbolá hacia y desde Venezuela”, agregó el pronunciamiento.
Según el documento, el diplomático venezolano facilitó el viaje a Caracas de dos diputados de Hezbolá en el Líbano que buscaban donaciones y organizó los viajes de integrantes de la organización a Irán para participar en un curso de entrenamiento.
Las fuentes consultadas dijeron que Nasr al Din mantenía una línea de comunicación directa con Maduro, cuando éste se encontraba a la cabeza de la cancillería venezolana.
“Cada vez que tenía un problema contactaba directamente a Maduro, saltándose la cadena de mando, incluyendo al viceministro para Medio Oriente. Tenía una línea directa, siendo un individuo claramente identificado por Estados Unidos como uno de los elementos más importantes que tiene Hezbolá en Venezuela”, sostuvo una de las fuentes.
Fotos obtenidas por el Nuevo Herald también muestran que al-Din también era conocido por el fallecido presidente Hugo Chávez.
Pero el verdadero operador de al Din, según las fuentes, es el gobernador del estado Aragua, Tarek Tarek El Aissami, quien es la cabeza de la conexión libanesa, dijo la fuente.
Un informe del Centro para una Sociedad Libre y Segura (SFS), con sede en Washington, estableció que el gobernador y ex ministro venezolano se ha convertido en una pieza clave en los esfuerzos del Hezbolá por crear una red para financiar y brindar respaldo a sus operaciones desde América Latina.
El gobernador de Aragua “ha usado su prominencia política para establecer canales de inteligencia y de finanzas con los países islámicos, particularmente con Siria, Líbano, Jordania, Irak e Irán”, declaró el informe.
“A lo largo de los años, Tarek El Aissami ha desarrollado una red financiera sofisticada y de múltiples niveles que funciona como una tubería criminal terrorista para traer militantes islámicos a Venezuela y a países vecinos, y para enviar fondos ilícitos desde América Latina hasta Oriente Medio”, agregó.
Según las investigaciones del SFS, la “tubería criminal terrorista” está conformada por cerca de 40 compañías fantasma que posee activos y fondos a través de 36 cuentas bancarias abiertas en Venezuela, Panamá, Curazao, Santa Lucia, Miami y Líbano.
Tarek no es el único integrante de su familia que mantiene estrechas vinculaciones con las organizaciones terroristas de Oriente Medio.
Su padre, Zaidan El Amin El Aissami, también conocido como Carlos Zaidan, es un ardiente promotor de la Yihad Islámica y una persona cercana a Izzat Ibrahim al-Douri, un ex colaborador militar de Saddam Hussein que encabeza la insurgencia en Irak y es uno de los hombres más buscados del mundo, resalta el informe.
Fuente: El Nuevo Herald