La Agencia de Seguridad Nacional (NSA) y el FBI recolectan datos directamente en los servidores centrales de nueve importantes compañías de internet de EEUU, con lo que extraen audio, videos, fotos, correos electrónicos, documentos y registros de conexión que permiten a los analistas seguir los movimientos y contactos de una persona o un grupo de personas, de acuerdo a un documento altamente secreto obtenido por The Washington Post.
El programa, cuyo nombre de código es PRISM, no se había dado a conocer públicamente antes. Podría ser el primero en su tipo. El NSA se enorgullece de robar secretos y romper códigos y está acostumbrado a alianzas corporativas que le ayudan a desviar el tránsito de datos y evitar barreras. Pero nunca antes existió Google o Facebook, y es poco probable que existan mayores tesoros de información de inteligencia valiosa que los que existen en el Silicon Valley.
PRISM fue lanzado desde las cenizas del programa secreto de vigilancia doméstica sin orden judicial establecido en el 2007 por el presidente George W. Bush, después que reportes periodísticos, demandas y Tribunal de Vigilancia para el Espionaje en el Extranjero obligaron al presidente a pedir una nueva autoridad.
Su establecimiento en el 2007 y seis años de crecimiento exponencial ocurrieron bajo la superficie de un irritante debate sobre los límites de la supervisión y privacidad. Incluso a finales del año pasado, cuando los críticos del estatuto de inteligencia en el exterior buscaban cambios, los únicos miembros del Congreso que sabían sobre PRISM estaban bajo juramento de no hablar de ello.
Una presentación interna de la operación realizada en el Silicon Valley y dirigida a los principales analistas del Directorio de Inteligencia de Señales de la NSA, describió a la nueva herramienta como el contribuyente más prolífico a la Información Diaria del Presidente, que citó el año pasado datos de PRISM en 1,447 artículos. De acuerdo con diapositivas de información obtenidas por T he Washington Post, “Los informes de NSA confían cada vez más en PRISM” como su principal fuente de material en crudo, al contar por casi uno en cada siete informes de inteligencia.
Esto es una cifra destacable en una agencia que mide su colección anual en billones de documentos de comunicaciones. También es muy notable porque la NSA, cuya misión legal es la inteligencia extranjera, busca profundamente dentro de la maquinaria de las compañías estadounidenses que albergan cientos de millones de cuentas de estadounidenses en territorio estadounidense.
Las compañías de tecnología, que participan a sabiendas en las operaciones de PRISM, incluyen a los actores globales principales del Silicon Valley. Ellas aparecen en una lista que lleva sus logos para entrar en el programa: “Microsoft, Yahoo, Google, Facebook, PalTalk, AOL, Skype, YouTube, Apple”. PalTalk, aunque mucho más pequeña, albergó un tráfico significativo durante la Primavera Arabe y la actual guerra civil en Siria.
Dropbox, el servicio de almacenamiento y sincronización en una nube, se describe como que “no tardará en estar disponible.
Funcionarios del gobierno declinaron hacer comentarios para esta historia.
Varias compañías contactadas por The Post dijeron no tener conocimiento del programa y solo respondieron a peticiones individuales de información.
“No le damos a ninguna organización del gobierno acceso directo a los servidores de Facebook”, dijo Joe Sullivan, director de seguridad de Facebook. “Cuando le solicitan a Facebook información o datos sobre personas específicas, nosotros evaluamos cuidadosamente la solicitud para confirmar que siguen las leyes, y damos información dentro de lo que permite la ley”.
“Nunca hemos escuchado de PRISM”, dijo un vocero de Apple. “Nosotros no le permitimos acceso directo a nuestros servidores a ninguna agencia del gobierno, y cualquier agencia del gobierno que quiera información debe obtener una orden judicial”.
ORIGENES
PRISM es una heredera, en un sentido, de una historia de alianzas de inteligencia con al menos 100 compañías estadounidenses confiables desde la década de 1970. La NSA llama a esto Operaciones de Fuente Especial, y PRISM cae bajo esa categoría.
El programa PRISM parece estar más cerca de parecerse a las órdenes más controvertidas de supervisión sin aprobación judicial emitidas por el presidente George W. Bush después de los ataques de Al Qaeda del 11 de septiembre del 2001. La historia de este programa, cuyo crecimiento exponencial fue presidido por el presidente Obama, quien como candidato criticó estas tácticas, muestra como las leyes de vigilancia y la práctica de supervisión han cambiado fundamentalmente, alejándose de las sospechas de individuos en favor de técnicas para recolectar información de forma sistemática y masiva.
El programa PRISM no es exactamente un operativo policial. De la corriente de datos de una compañía, la NSA es capaz de sacar cualquier cosa que desee, pero bajo las actuales reglas la agencia no trata de recolectarlo todo.
Incluso cuando el sistema funciona según lo anunciado, sin escoger a ningún estadounidense como énfasis, NSA colecta de rutina una gran cantidad de contenido en EEUU. Eso se describe como “incidental” y es inherente en el encadenamiento de contactos, una de las herramientas básicas del oficio. La recolección de datos sobre un sospechoso de espía o terrorista extranjero significa, como mínimo, que se consideran todos los que están en la bandeja de entrada o de salida del sospechoso. A los analistas de inteligencia se les enseña generalmente a buscar a través de contactos a dos “saltos” de su objetivo, lo que aumenta exponencialmente la “recolección incidental”. Las mismas cuentas explican el aforismo, de la obra de John Guare, de que nadie está a más de “seis grados de separación” de Kevin Bacon.
UNA ‘DIRECTIVA’
Formalmente, a cambio de inmunidad de demandas, se obliga a compañías como Yahoo y AOL a aceptar una “directiva” del secretario de Justicia y el director de inteligencia nacional para que abran sus servidores a la Unidad de Tecnología de Intercepción de Datos del FBI, que maneja la vinculación de la NSA con las compañías estadounidenses. En el 2008, el Congreso le dio autoridad al Departamento de Justicia para una orden secreta del Tribunal de Vigilancia para el Espionaje en el Extranjero, para obligar “a cumplir” a una compañía renuente.
En la práctica, hay espacio para que una compañía maniobre, se demore o se resista. Cuando un programa clandestino de inteligencia se encuentra con una industria muy regulada, dijo un abogado con experiencia en eliminar las brechas, ninguna de las partes quiere arriesgar una disputa pública. Los problemas de ingeniería son tan inmensos, en sistemas de tal complejidad y cambio frecuente, que el FBI y la NSA podrían verse muy presionados a trabajar en las puertas traseras sin la ayuda activa de cada compañía.
Apple demostró que es posible la resistencia, por razones desconocidas, cuando se mantuvo fuera por más de cinco años después que Microsoft se convirtió en mayo del 2007 en el primer asociado corporativo de PRISM. Twitter, que ha cultivado una reputación de una defensa agresiva de la privacidad de sus usuarios, brilla aún por su ausencia en la lista de “asociados del sector privado”.
“Google cuida profundamente la seguridad de los datos de nuestros usuarios”, dijo un portavoz de la compañía. “Damos a conocer los datos del usuario al gobierno de acuerdo con la ley, y revisamos cuidadosamente todas las solicitudes de este tipo. De tiempo en tiempo, las personas alegan que hemos creado una ‘puerta trasera’ gubernamental en nuestros sistemas, pero Google no tiene una ‘puerta trasera’ para que el gobierno acceda a los datos de los usuarios privados”.
Como los investigadores de mercado, pero con acceso mucho más privilegiado, los administradores de recolección en el grupo de Operaciones de Fuente Especial de la NSA, que supervisa el programa PRISM, son llevados a la riqueza de información sobre sus sujetos en las cuentas de internet. Debido en gran parte a la misma razón, los activistas de las libertades civiles y algunos usuarios normales podrían verse preocupados por el menú disponible a los analistas que tienen los permisos requeridos para “dar tareas” al sistema PRISM.
Experiencia de primera mano con estos sistemas, y el horror por sus capacidades, es lo que llevó a un oficial de inteligencia de carrera a dar diapositivas de PowerPoint y materiales de apoyo al Washington Post para que expusiera lo que él cree que es una grave intrusión en la privacidad. “Ellos literalmente pueden observar formarse sus ideas mientras escribe en el teclado”, dijo el funcionario.
Fuente: El Nuevo Herald
