Los servicios de Inteligencia germanos inauguran una nueva macrosede en Berlín
Coincide con el escándalo de las escuchas de Estados Unidos a la canciller Merkel
Coincide con el escándalo de las escuchas de Estados Unidos a la canciller Merkel
Las mudanzas, en Berlín, constituyen una especie de evento social. Se invita a los amigos a cargar con cajas de un lado a otro, siempre hay una vecina amable que da la bienvenida preparando bocadillos para todos y siempre hay cerveza fresca para los fornidos exhibicionistas dispuestos a subir el piano por la escalera.
Pero estos nuevos vecinos de Mitte, bastante más discretos, no cumplen con los usos y costumbres de la capital alemana. Se trata de los espías del BND, que llegan hoy al mastodóntico edificio de la Chausseestraße, que comenzó a ser construido en 2005 y que acogerá en adelante a la agencia de inteligencia de Exterior de Alemania.
Subordinada directamente a la oficina de Angela Merkel, tenía hasta ahora su sede principal en Pullach, cerca de Múnich y, dejando a un lado el margen de error que suponen sus empleados y colaboradores de carácter inconfesable, tiene en nómina a 6.050 personas, de las cuales el 10% son soldados del ejército alemán. Su presupuesto anual ronda los 450 millones de euros y funciona como un sistema de alerta temprana sobre los intereses alemanes en el extranjero, recopilando información sobre terrorismo internacional, armas de destrucción masiva, transferencia de tecnología, crimen organizado, lavado de dinero e inmigración ilegal. Al menos sobre el papel. Y también sobre el papel debería estar más o menos al tanto de la actividad que desarrollan en el interior de Alemania el resto de servicios de inteligencia extranjeros, pero se ha enterado por la prensa de que la NSA estadounidense almacena más de 300 informes sobre la canciller Merkel extraídos de sus comunicaciones telefónicas. La última información al respecto la ha proporcionado este fin de semana 'Der Spiegel', de forma inoportuna y en medio del traslado.
Durante las prolongadas obras, el barrio ha cambiado radicalmente. Los inversores inmobiliarios han abierto los brazos a los 4.000 funcionarios que irán llegando en abril y mayo y han proliferado los edificios de tres y cuatro alturas de nueva construcción repletos de apartamentos. También han surgido como setas bares y restaurantes de diseño, franquicias de panaderías y tintorerías, en un barrio que hasta hace poco destilaba esa desidia económica propia del Este de Berlín. Ahora hay hasta un centro comercial donde los espías pueden hacerse con menaje del hogar y telefonía móvil perfectamente descifrable. Se comenta que el mejor café de la zona lo hacen en 'Top Secret', en la misma Chausseestraße.
Un edificio que jibariza al visitante
El edificio, de 22 metros de altura y líneas pesadas de hormigón juega a hacer que el espectador se sienta pequeño. Es la idea de "no lugar" que el arquitecto Ulrich Bruschke ha tratado de expresar. Pero, ¿qué hacen ahí esas palmeras? La única explicación es que necesitasen un par de plantas donde ocultar micrófonos y se hayan visto obligados a romper el minimalismo estructural con un inquietante toque tropical. Lo del minimalismo, esto conviene aclararlo cuanto antes, puede atribuirse al estilo, pero no al presupuesto, que a todas luces se les ha ido de las manos. Sobre plano, en 2005, la obra iba a costar 720 millones de euros. En 2010 ya eran 811 millones de euros, a los que hubo que añadir 101 millones más porque el sistema de refrigeración no funcionaba. El complejo de 280 metros de largo por 150 de ancho necesita 12 kilómetros de conductos de ventilación que fue necesario sustituir. El presidente del BND,Gerhard Schindler, reconoció el pasado agosto que el precio final, una vez terminada la mudanza, será de 1.400 millones de euros.
Uno de los grandes beneficiados de este cambio de sede ha sido Heinz H. Meermann, el 'Donald Trump' de la Friedrischtadt. En 2002 compró la inmobiliaria Meermann, después se hizo con Chamartín y en 2008 tenía lista la primera fila de adosados a 500.000 euros la unidad. Todos ellos comprados sobre plano y que han ido subiendo de precia desde entonces. Bärbel Stolz, antigua en el vecindario, no termina de creerse lo que está en boca de todo el barrio, que una casa que ha salido a subasta recientemente comenzó en la puja por 600.000 euros y terminó siendo vendida por 1,8 millones, como en la burbuja española en sus mejores momentos.
A los nervios propios de cualquier mudanza hay que añadir en esta ocasión el alto nivel de estrés generado por el escándalo del espionaje estadounidense, que al parecer tiene su sede en la Embajada USA, junto a la Puerta de Brandemburgo, y que ha obligado a Schindler a comenzar el día haciendo declaraciones a la radio para, curiosamente, justificar que él no se rebaja a espiar a países amigos. "Trabajamos estrictamente bajo órdenes del Gobierno y entre los objetivos fijados por el Ejecutivo federal no está EEUU, así que nosotros no espiamos a EEUU", ha dicho. Acto seguido se ha desplazado a la nueva sede del BND para comenzar a dar desde allí sus primeras órdenes y dar comienzo a la madre de todas las mudanzas de los espías.
Fuente: El Mundo